PASO 2013: Descomposición, reconstitución, crisis

Se fueron las PASO legislativas, correspondientes a 2013, y hay muchos análisis políticos dando vueltas. Estos manejan como principales hipótesis un binomio que va pendulando: o bien el kirchnerismo está en vías de una inclaudicable descomposición cuya fecha de vencimiento es 2015, o bien las Primarias fueron un termómetro para el trabajo conjunto de las fuerzas oficiales de cara a octubre.

Los datos están ahí, a la vista de todos. Lo que hacen los medios, periodistas, operadores -constructores de prismas interpretativos, digamos y, siendo menos nietzscheanos que Nietzsche, «realidades»- y «especialistas» es brindar los elementos que nos permitan ver qué pasó, pero más aún, qué va a pasar en el país.

A grandes rasgos, como mencionábamos que esto circula bajo una estructura pendular, las posiciones se pueden resumir bajo estos dos grandes argumentos. Hay una matriz de pensamiento que sostiene un «duro revés», que le quita las chances re-reeleccionistas a la Presidenta en 2015. Esta postura encarna, se podría decir, el slogan que utilizó Francisco de Narváez: el límite (más allá de la pobre elección denarvaísta). «Lo ponés vos», en las urnas. Y eso es lo que pasó. La victoria del intendente de Tigre -al cual le aplica plenamente la ley del ex- fue un límite al Gobierno. Esta estructura discursiva pegó mucho en el último tiempo, y los resultados se tradujeron en una paliza, no por los números de Massa, sino porque en los distritos clave el kirchnerismo perdió como en 2009.

La otra matriz que circula en la esfera pública es aquella que apunta a una elección no tan mala, si se piensa que un candidato totalmente desconocido para el país sacó casi un 30 por ciento del padrón. Quienes se apoyan en esta premisa, la refuerzan el concepto de que el FPV es la primera fuerza nacional, dejando de lado el dato de los distritos de mayor peso electoral. Pero inmediatamente enfatizan el repliegue de la estrategia de cara a octubre para revertir la situación, y no dejan de advertir la adversidad de un escenario que parece bastante complicado.

Lejos de querer hacer una síntesis que supere ambas posturas, nadie sabe bien qué va a pasar. Sobran contraejemplos para tirar por tierra la primera posición: la aplastante derrota del oficialismo en 2009 ante Francisco de Narváez posicionaba al kirchnerismo cayendo de un precipicio más abisal que el desfiladero de Springfield. Sin embargo, nadie esperaba que aterrizara con un 54% del padrón, dos años después, en las presidenciales. Y a la segunda postura se le podría contestar que es muy complicado que algo cambie entre agosto y octubre.

Aclarar quién sostiene qué posición sería una obviedad que, además, haría perder el foco de la cuestión. Lo nodal parecería ser tratar de entender por qué, el peronismo, sigue siendo todavía un fenómeno tan incomprensible, contradictorio, sorprendente y absolutamente impredecible.

Dos conclusiones pueden sacarse, a mi modestísimo entender, respecto de este panorama.

Sí puede divisarse que, de darse unas nacionales como las PASO, más allá de las bancas en juego que tiene el kirchnerismo, queda conformada la idea de una alternativa al Gobierno nacional que, en el plano legislativo, puede traducirse en alianzas que compliquen las leyes impusladas por el oficialismo. Si a esto le sumamos que los medios no son neutrales y ejercen presiones, puede empezar a ponerse tensa la cuestión (y si no, vean esta genial investigación de @queruzo).

Y allí sí, puede ser que aplique la definición gramsciana de «crisis»: lo viejo no terminó de morir, lo nuevo está comenzando a nacer.

Pero lo que sí es imposible de saber, hoy, año 2013, es si esa crisis será terminal y desembocará en una descomposición del kirchnerismo en 2015, o en una reconstitución como la de 2009.

Crisis.

Peronismo, que le dicen.

Un comentario en “PASO 2013: Descomposición, reconstitución, crisis

  1. Los ciclos de la euforia y la ilusión política son elementos complementarios de nuestra forma de relacionarnos con la política, al menos en las últimas décadas (podría extenderse mucho más atrás también y ya Martínez Estrada se ha encargado de brindarnos un insuperable análisis al respecto). El kirchnerismo, a diferencia del alfonsinismo, el menemismo y la alianza, ha vivido varias primaveras en medio de varias tormentas y eso lo constituye como elemento de rareza y perplejidad en nuestra percepción de lo político, que por cierto no es muy diestra ni republicana (independientemente de este ciclo político que parece presentarse, luego de 10 años, como otra cara más del peronismo ortodoxo, y de su interna histórica, antes que del progresismo de los primeros años). Nadie puede predecir el futuro. Tal vez, la anomalía de este período político desemboque en una forma más o menos pragmática de afrontar nuestros problemas (lo que no garantiza su solución si ese realismo es falso y sostenido por slogans) o en una renovada ilusión, que debe entenderse en nuestro caso, como la negación radical de que nuestro futuro debe construirse con ideas, partidos políticos serios y una profunda tolerancia.

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