aRGENTeaM, una de las comunidades de subtítulos más importantes de habla hispana, anunció esta semana que cierra luego de 22 años de servicio. Este sitio fundado en 2001 produjo cerca de 100 mil subtitulados en español para series, películas y documentales, cuando íconos como Los Soprano, The Wire y Lost no se podían ver al momento del estreno si no era mediante descargas online. Algo que fue posible gracias a un equipo de más de 500 personas que trabajaron sin ver un sólo peso.

Si se tiene en cuenta cómo cambió el mundo dos décadas después, con el material audiovisual estrenándose en plataformas de streaming a las que se accede desde cualquier dispositivo de manera inmediata, el ocaso de aRGENTeaM se explica por un cambio de época que sepultó una demanda hasta volverla casi inexistente.

Sin embargo, el sitio fue mucho más que esto. También fue un foro donde los usuarios intercambiaron durante décadas información, experiencia, datos cinéfilos y, por sobre todo, una demostración de trabajo en equipo que jamás cobró por traducir series y películas. Todo fue por el bien común, el prestigio propio y la reputación, bajo una consigna muy clara: el trabajo de aRGENTeaM rozaba la perfección, tanto en ortografía y gramática, como en cuanto a decisiones finas de traducción (traduttore, traditore).

Acá, tres miembros de aRGENTeaM cuentan cómo trabajaba la página a la que tanto le deben los usuarios y la cultura popular: desde un cuento que le dedicó el escritor Hernán Casciari hasta una defensa de Anonymous por acusación de piratería, este es el auge y caída de un sitio que fue en parte creador de una internet de la que hoy quedan ruinas, pero que queda como parte de la arqueología online que sentó las bases para la web de hoy.

Subtítulo cero: de dónde vienen los “fansubbers”

La piratería como una forma de acceder a la cultura, el punto de partida. Foto: Rafael Mario QuinterosLa piratería como una forma de acceder a la cultura, el punto de partida. Foto: Rafael Mario Quinteros

Foto: Mario Quinteros

Para entender por qué aRGENTeaM fue un fenómeno muy relevante en la historia de la internet de las últimas dos décadas hay que ir un poco más atrás e indagar de dónde salen los “fansubbers”. “Estas comunidades nacen del fandom del animé. A principios de los ’80, bajo el nombre de ‘fansubbers’, fanáticos de la animación japonesa en Estados Unidos e Inglaterra traducían y subtitulaban series enviadas en VHS desde Japón, que distribuían gratuitamente entre clubes universitarios o por correo al resto del mundo”, contextualizó Ignacio Esains, periodista cultural.

“Esa misma comunidad fue la que, con los años, perfeccionó los formatos y herramientas digitales (Subtitle Workshop, Substation Alpha) que terminaron usando los subtituladores locales cuando coincidió la llegada de la banda ancha, la «edad de oro» de la televisión y la crisis post 2001”, agregó.

Es interesante el rol de la piratería en este contexto que señala el especialista: “El 99% del contenido que se consume pirata en Latinoamérica es en inglés, y las películas en DVD solían venir con subtítulos en español, entonces el trabajo de traducción (o al menos, el de timing) ya estaba resuelto. No había mucha ciencia, cultura o comunidad. Era simple piratería de un archivo de texto”.

Pero con las series y, sobre todo, los estrenos, el panorama cambiaba. “Las series de esa era de oro (Lost, Galactica, Veronica Mars) no se daban en simultáneo subtituladas, había que conseguir el video ‘ripeado’, traducir y subtitular en tiempo record. Al principio la gente hacía ese trabajo por su cuenta, pero sitios como Subdivx y aRGENTeaM daban una comunidad que permitía repartirse mejor las series entre localizadores amateurs y a la vez ganar ‘chapa’ o reputación, que para muchos de estos habilidosos vale más que dinero”, agrega Esains.

Ahí ya aparece un término fundamental de la cultura del subtitulado: el “ripeo”. Esto, cuenta Guillermo Catalano (“Fierita”, activo colaborador de aRGENTeaM) se hacía tomando la información del subtítulo original, muchas veces con el “input” del “closed-caption” propio del material a traducir.

Todo esto se hacía sin fines de lucro: “Acá había cero lucro: es la época de eDonkey, que pasa luego a ser eMule,y éramos los que habíamos abandonado el Kazaa. Era una cosa muy honorífica, no había guita, no había anuncios. No había lugar para que nadie se hiciera el vivo. Todo eso lo grabábamos en CD porque es esa época de grabar: Lost se veía en CD”, recuerda.

Había, en esta lógica, una ambigüedad entre el anonimato del nombre real y una fuerte presencia de los nicknames, o apodos: “Era una época de mucho orgullo por el trabajo bien hecho, pero a la vez muy anónima. Al día de hoy creo que sólo uno de los moderadores del sitio sabe cuál era mi nick. Cuando te conocías, te conocías en un asado, pero por el nick, nadie preguntaba nombre”, recuerda.

Ahora bien, ¿cómo funcionaba toda esta maquinaria de subtitulado? Principalmente, se armaban equipos con una sólida organización jerárquica donde había roles definidos, sobre todo con series de peso de la talla de Sopranos, Breaking Bad o Game of Thrones.

Ahí es donde aparecen los engranajes fundamentales del sitio: nicknames como diego10, thor2000, pingpong, vito y Grunjol, administrador, fundador y desarrollador del software de aRGENTeaM. Otros, como “Hori” y “damiand3”, se encargaban de administrar el foro y los grupos de traducción, en un trabajo colectivo que le valió al sitio transformarse en una de las webs más visitadas del mundo hispanohablante.

Así se hace un subtítulo en tiempo récord

Dos pilares caracterizaron siempre a aRGENTeaM: además de la calidad sincronización perfecta de los subtítulos (algo que era un verdadero dolor de cabeza, ya que se bajaba el video por un lado -.avi, .mpeg, .mkv, entre otros- y el subtítulo por otro –.srt o .txt-), la velocidad era clave. Si Lost se estrenaba los miércoles, el jueves por la tarde ya estaba listo el subtítulo para descargar.

“damiand3” fue uno de los administradores de aRGENTeaM desde los inicios y estuvo durante 10 años. Armaba las secciones del foro y lo moderaba, además de encargarse de coordinar los grupos para el trabajo colectivo de la traducción.

“Mi rol, en parte, era generar un ambiente de colaboración donde los individualismos no superaran al grupo y que nunca se dejen de sacar subtítulos”, cuenta, en diálogo con Clarín. Hoy, con 48 años, trabaja en dirección y post producción audiovisual.

─¿Cómo era, paso a paso, el proceso de traducción?

─La dinámica para subtitular series es compleja. Se deben dar tres condiciones para llevar adelante un proyecto: principalmente un subtítulo -usualmente- en inglés, traductores interesados en la serie y un corrector experimentado y oficial de aRGENTeaM (al margen, nunca supe por qué adoptamos está forma al escribirlo) que se haga cargo del proyecto. Esto incluye la asignación de las partes a traducir y la corrección final, que abarca desde ortografía y gramática, comprensión del inglés de lectura y oído, neutralización de los diferentes tipos de traducciones (contamos con traductores de todas partes de Hispanoamérica) y hasta investigación, ya que muchas veces las series tienen un lenguaje muy específico sobre temas médicos, policiales, científicos, lenguaje propio de la ciencia ficción, de pandillas, de drogas, lenguaje callejero, etc. A veces se hacían diccionarios específicos para cada serie.

─Una vez que tienen eso, ¿cómo se ejecuta el trabajo?

─Cuando se cumplen los tres pilares, se abre un post de traducción donde los traductores van pidiendo partes del subtítulo (normalmente 100 líneas de texto) y se les envía la parte por correo electrónico. Los plazos de entrega de la parte ya hecha varían de acuerdo a la vigencia e importancia de la serie. Por ejemplo, de una como Lost Breaking Bad, tenías el subtítulo a las pocas horas porque hay varios interesados en ayudar con buen handicap. En cambio, otras series demoraban un poco más.

─Las películas, ¿siguen un proceso similar?

─Es similar, sí, pero no se arma un grupo que siga tanto el proceso como en las series, sino que pasa más por el interés de cada usuario por la película en cuestión. Dato: a un mes de la entrega de los Oscar, conseguías los subtítulos del 90% de las nominadas.

─Los subtítulos siempre tuvieron la mejor calidad ortográfica y gramatical. ¿Tienen correctores?

─Los mejores traductores con el tiempo se convertían en correctores. Alguna vez saqué la campaña para correctores, donde la idea era que cada uno apadrine a un futuro corrector y así duplicar los recursos. Era un delirio eso de que terminen armando un diccionario para las series, pero tenía mucho sentido. Por ejemplo, algunas como Dr. House que tenía muchos términos médicos, o policiales que tenían mucho slang, tenían sus propias reglas para el uso de algunos términos. Por eso cada serie armaba de alguna forma su propia comunidad de 4 a 10 integrantes que hablaban durante el proceso.

─¿Qué vínculo tenían con SubDIVX? ¿Se conocían, había recursos compartidos?

SubDivX era un repositorio de subtítulos, no los hacían ellos. Al principio no tenían foro, sólo links de subtítulos que la gente subía. Con el tiempo armaron una comunidad pero mucho más despersonalizada, quizás por el formato del foro donde todo estaba mezclado. Ahí muchos subían los subtítulos de aRGENTeaM (algunos hasta les sacaban los créditos y los hacían pasar como propios). También se publicaban subtítulos de varios desprendimientos de aRGENTeaM, como Subdissident, Asia-team, etc. con los que empezó una sana (por momentos no tanto) competencia. Y después surgieron algunos muy prolíficos que publicaban sus propios trabajos ahí, como TaMaBiN (una mexicana que nunca pude llevarla a aRGENTeaM). Pero no, no nos conocimos y la función era distinta.

─La sincronización del subtítulo con la imagen también es una parte importante del trabajo. ¿Cómo se hace esto?

─Claro, muchas veces, los que no teníamos tanta habilidad para la traducción -yo soy un caso atípico porque administré el foro con un nivel de inglés muy bajo, diría que fui un usuario privilegiado-, nos ocupábamos de las sincronizaciones. Las “sincros” al principio eran muy complicadas, porque cada video que se extraía de la TV digital original tenían distintos cortes por las publicidades. Entonces había que ir sincronizando bloque a bloque. Ni hablar que a veces la edición de los videos era distinta según la fuente (por ejemplo, en Canadá, que a veces salía antes que EE.UU., no era el mismo corte de edición) y después hacer el sincro para las distintas versiones podía ser caótico. Con las plataformas de streaming eso se fue unificando.

Toda esta dinámica adquirió una suerte de mística que planteaba a aRGENTeaM con un profesionalismo que se podía ver en el foro, pero que hasta el escritor Hernán Casciari llevó a plantear en un cuento que reflejaba a la perfección está quirúrgica dinámica de trabajo.

Sin embargo, ahí, en el streaming, que convivió durante los últimos 10 años desde la explosión de popularidad de Netflix, estaba el huevo de la serpiente.

Sin ánimo de lucro: aRGENTeaM nunca vio un peso

Uno de los aspectos más llamativos para el público general que descargaba subtítulos -el “leecher”, en jerga interna- era que aRGENTeaM no lucraba con este arduo trabajo. Y esto era algo que, durante más de 20 años, todos nos preguntamos: ¿por qué lo hacen?

Horacio, “HoRi”, uno de los administradores más activos del sitio, es un psicólogo y empresario de 54 años que vive en Barcelona y trabaja como docente e investigador en dos universidades catalanas -además de tener un restaurante en el centro de la ciudad-. En una larga despedida publicada esta semana en el foro, se puede ver el proceso de duelo que está pasando con la decisión de cerrar aRGENTeaM.

Y es uno de los que puede explicar esta filosofía que tenía el sitio de no tomar a la traducción como un negocio.

Lost, una de las series más pedidas

─¿Por qué hacían esto gratis?

─Yo me pregunté lo mismo mucho tiempo. Éramos una comunidad de práctica y aprendizaje. Un grupo de personas que se reúnen alrededor de un interés común, con una organización y gestión muy definida, con división de roles y tareas. En nuestro caso, el objetivo era traducir o subtitular las series y películas que nos gustaban, a modo de elaboración cultural. En concreto, es como tener un hobby, pero de esa afición sale un producto que los demás pueden disfrutar. En los hobbys no ganás plata, si no, ya sería un trabajo, habría un intercambio comercial. Acá no, es el disfrute por lo que hacés sin esperar nada a cambio.

─Sin embargo, trabajaban bajo presión y hasta vos mismo vos contás en tu despedida que se “peleaban por corregir una temporada”. ¿Cómo manejaban esto?

─Las temporadas de series arrancaban en septiembre. Entonces, en agosto empezábamos la organización, hacíamos un listado y se iban anotando los correctores y los traductores. A veces pasaba que una correctora decía “yo corrijo Lost”, por poner un ejemplo paradigmático, y después venía el corrector que había corregido esa serie la temporada anterior a reclamarla. A partir de ahí, intentamos poner en el listado el corrector del año anterior para respetar su papel y tenía que confirmar si continuaba con la serie o la dejaba. Con los traductores no pasaba eso porque eran equipos más grandes, pero el corrector era el único responsable de esa serie en concreto. En aquella época, todos querían corregir las mismas, series icónicas: House, 24, Lost, Prison Break… Pero siempre hubo muchísimo respeto en el equipo.

─“Queríamos hacer que todo tuviera subtítulos”, dijiste también. ¿Por qué?

─Es difícil de explicar. Teníamos mucha oferta de subtítulos, pero aún así, no subtitulábamos todo (algo imposible). Y los usuarios nos pedían que subtitulemos las series que les gustaban y no hacíamos. Era como que queríamos responder a la demanda de los usuarios y atraer más usuarios con subtítulos de series fuera de Hollywood (europeas, me acuerdo de muchas británicas y el furor de las escandinavas como Bron/Broen o francesas como Revenants). También series clásicas. Era como seguir creciendo, más colaboradores, más usuarios disfrutando, ir un paso más allá. Y por supuesto, en películas pasaba lo mismo, queríamos hacer subtítulos de todo lo que iba saliendo y hacer los clásicos.

─¿Cómo explicarías que aRGENTeaM se haya sostenido durante 22 años?

─Hay cuestiones emocionales involucradas, como la pasión, diría, y el sentido de comunidad, de pertenencia. Hacer amigos, sentirse valorado, sentirse capaz, útil, aportar algo a los demás. Aprender es otra razón, más cognitiva. Desarrollar la competencia no solo en el inglés, sino también en el castellano. Yo aprendí a escribir mejor en castellano (gramática, sintaxis, vocabulario, ortografía), por ejemplo. Aprender a colaborar, también. Se hicieron tesis doctorales que buscaban respuesta a esta pregunta. Algunas más orientadas al fandom, traducir por ser fanáticos de “x” serie. Y otras más al sentido de comunidad.

El fantasma de la piratería y la tentación de monetizar

Los links para descargar eran externos, no alojados en el sitio. Foto ShutterstockLos links para descargar eran externos, no alojados en el sitio. Foto Shutterstock

Shutterstock

Con el paso del tiempo, uno de los problemas que empezó a aparecer tuvo que ver con que el sitio alojaba enlaces de descargas de películas y series, vía P2P (eMule) o torrents (BitTorrent, por ejemplo).

Y si bien estos enlaces no alojaban el material a descargar, sí eran un link directo para bajar algo que, en rigor, está considerado una violación de copyright. Damiand3 recuerda que hubo una época en la que se discutió si dar el paso a monetizar el sitio, con los peligros que esto podía conllevar para el proyecto.

─¿Cómo esquivaban el tema de ser acusados de piratería?

─Una regla que siempre mantuvimos fue no permitir las descargas directas, ya que eso era sinónimo de que cada usuario estaba compartiendo personalmente algo con copyright y era ilegal (toda la info puesta en argenteam, links de videos, música, juegos, es lo mismo que podías encontrar en Google si sabias buscar, solo que estaba mejor ordenado, descrito y con la información necesaria). Por eso en aRGENTeaM nunca se permitió.

─¿Tuvieron denuncias en la Justicia?

─Siempre hubo denuncias a los servidores donde nos alojábamos pero nunca una denuncia legal, ya que como te decía nunca generábamos nosotros el material con copyright. Algunos servidores se asustaban y nos mudamos varias veces por distintos lugares del mundo. Creo que tampoco nunca tuvimos una denuncia real porque en la época del DVD y muchas veces también en la del streaming ellos usaban los subtítulos de aRGENTeaM. Ellos lucraban con nuestro trabajo, nosotros nunca lo hicimos con el de ellos.

─Para la época, Taringa hacía algo similar y sí tenía avisos publicitarios. ¿Se charló esto?

─Con Taringa pasaba eso y esto los hizo crecer rápidamente, se monetizaron y hasta tenían banners en los principales diarios argentinos con links ilegales y no pasaba nada. Ahí fue cuando se nos planteó el interrogante de qué hacer, si nos convenía monetizar con publicidad el foro. Nos mandaban propuestas todas las semanas, de hecho.

─¿Y por qué no avanzaron en cobrar por avisos?

─Y, había muchas preguntas: ¿Cómo lo repartíamos? ¿Nos lo quedábamos los creadores y administradores? ¿Lo repartíamos entre todos los que trabajaban? ¿Eso se iba a convertir en un trabajo? ¿Iba a perder el estatus de comunidad? Decidimos no hacerlo, seguir sin monetizarnos y realzar el trabajo comunitario. Creo que fue una decisión de la cuál nunca nos arrepentimos, porque esto hubiese roto aRGENTeaM mucho tiempo antes. O por lo menos no se hubiese trabajado de la misma manera y, seguramente, el foro no hubiese sido lo mismo.

El foro murió, las redes sociales lo han matado

Instagram y el auge de las redes, otra internet. Foto: ShutterstockInstagram y el auge de las redes, otra internet. Foto: Shutterstock

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Uno de los centros gravitacionales del sitio fue su foro. Es muy probable que la relación entre quienes descargaban los subtítulos y quienes participaban de las discusiones fuera muy desigual. Pero fue, durante estas más de dos décadas, un punto de apoyo permanente para los equipos de trabajo.

Damián recuerda cómo lo que se planteó como un lugar de encuentro “online”, mutó con el tiempo a una serie de vínculos IRL, como se dice en la jerga: in real life, en el mundo real.

─¿Qué rol cumplió, durante todos estos años, el foro?

─Pensá que aRGENTeaM nació en 2002, antes de las redes sociales. En Argentina solo existía como foro grande PsicoFXP. Nosotros empezamos con 3 o 4 secciones donde sólo hablábamos de subtítulos, pero fuimos creciendo, se agregaron juegos, música, tutoriales, software, una mesa de ayuda generalmente de temas tecnológicos y una sección llamada otras yerbas, donde ocurría el cachengue.

─¿En qué sentido?

─Al no haber redes sociales, era un lugar de encuentro, muchos argentinos (y latinos) viviendo en cualquier parte del mundo compartiendo, puteando, discutiendo, divirtiéndose, era el lugar de distensión, pelea, amores, etc. Pasaba de todo y era el más difícil de moderar. Con el auge de las redes fue perdiendo protagonismo hasta desaparecer, pero por mucho tiempo fue el alma del foro más allá de los subtítulos. De ahí surgieron reuniones en el mundo real (algunas con gente de varios países), salieron parejas, viajes, encuentros en lugares del mundo, etc.

─¿Había discusiones sobre el manejo del foro?

─Había gente que quería hacer una comunidad cerrada, donde los subtítulos se traducían para sí mismos. Otros que quizás tenían un negocio con venta de pelis truchas y querían acceder a esos subtítulos para hacer su negocio, otros que querían monetizar, algunos se llamaban co-founders (casi todos fueron desapareciendo después), y ahí fue donde yo me planté y varios me siguieron con la idea de abrir, compartir y así crecer. No servía encanutar todo. ¿Qué es esto de internet, si no es compartir? ¿O acaso los que ripeaban las películas y series nos cobraban?

─¿Se fue gente por eso?

─Ahí se generó un pequeño quiebre, reuniones entre las dos facciones donde prevalecimos nosotros y creo que ahí de verdad empezó aRGENTeaM tal y como fue. Una noche mudamos todo al .net y plantamos base de lo que terminó siendo el sitio definitivo.

El sitio, donde se publicaban de manera permanente los estrenos junto a los subtítulos, fue el portal de referencia para millones de usuarios hispanoparlantes de manera directa o indirecta: otras páginas de subtítulos cargaban los de aRGENTeaM, muchas veces sin darles los créditos.

El cierre de aRGENTeaM: ecos de una internet que ya no existe

Foto: Mario Quinteros

Consolidado como el centro neurálgico de la cinefilia y las series en internet, aRGENTeaM pavimentó un camino de apertura cultural que hasta llegó a ser aprovechado por distribuidoras oficiales: “El DVD original de Underground de Emir Kusturica, editado por Plus Video, decía al final de todo ‘Subtítulos por Argenteam’”, recuerda el periodista Federico Poore, coautor de un sitio web que indexa filmografía de cine y periodismo.

Sin embargo, este ciclo llegó a su fin luego de más de dos décadas donde el espíritu inicial se respetó de comienzo a fin. “Generamos una propuesta y atendimos una demanda que hoy, gracias al avance tecnológico, sentimos que son cada vez menos necesarias”, explican entre los motivos del cierre.

En la actualidad, a través del streaming, es mucho más simple acceder a contenido que antes no se podía ver. Es cierto: pagar tantas suscripciones termina por ser un gasto desmedido, incluso en otras latitudes con economías más estables (lo que, para muchos, causó un “revival” de la descarga de torrents).

Pero detrás del cierre hay otras causas que responden al enorme esfuerzo que significó, durante tantos años, mantener el proyecto. El streaming es el empujón final, interpreta HoRi.

─¿Cómo se tomó la decisión de cerrar? ¿Fue unánime?

─Fue unánime por parte de los administradores. Se comunicó al staff y luego se hizo pública. La verdad, sentimos que se había cumplido un ciclo. Que veníamos estirándolo durante un par de años.

─¿Por qué cierran?

─Mantener un sitio como aRGENTeaM es costoso, no sólo a nivel de tiempo de los que lo sostienen, sino a nivel económico, dado que no tenemos ingresos para sostenerlo (cosa de la que no renegamos en 22 años, ni nos arrepentimos: es más, nos enorgullece). Además, la infraestructura: servers, hostings, dominios. Y hay una persecución contra los sitios como el nuestro, los servidores reciben amenazas para que no nos alojen, se requiere una lucha constante de buscar espacios.

─¿Qué influencia tuvieron las redes sociales y el menor uso de los foros en el cierre?

─Quedan pocos foros como tales, fueron reemplazados por otros espacios para comunicarse, no tan comunitarios, más cerrados y más instantáneos. Las redes sociales también fueron mutando, twitter, Facebook, pasaron más a lo visual tipo Instagram, Tik Tok. La narrativa pasó de contar algo con palabras a expresarlo con imágenes. Creo que se busca más el beneficio inmediato, más individual. Nosotros lo vivimos. Muy poca participación en los foros en los últimos años, pero sigue siendo alto el uso del portal, eso de venir a buscar lo que me interesa y ya está. Pero claro, no somos una fábrica ni una empresa, somos una comunidad.

─¿Y cómo influyeron las plataformas de streaming?

La gente está cómoda con las plataformas, es menos necesario descargar cosas, buscar subtítulos, incluso en los torrents varias veces vienen los subtítulos incluidos. Es un cambio de época. Cada vez hay menos interesados en traducir, en moderar. Como decíamos en el comunicado, había una necesidad en los usuarios y un interés en los colaboradores que fue disminuyendo por el cambio de época.

“Gracias aRGENTeaM. Mi identidad solo se entiende con aT. Tanto que en la vida real, corpórea, pasé de ser Horacio a HoRi. Todo se fusionó, un nick inventado rápido, un avatar, una persona”, escribió el admin en su último post del foro.

Horacio contó que durante todo este tiempo, entrar a aRGENTeaM era lo primero que hacía cuando se levantaba de la cama.

Ell 1 de enero de 2024 argenteam.net estará offline.

─¿Qué vas a hacer?

─Llorar. Pasar el duelo. Asumir la pérdida. Seguir.

Como tantos otros que fueron parte del que quizás sea el semillero del trabajo colaborativo más grande que tuvo internet en Argentina.

Artículo original, en Clarín

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