El Belgrano de Halperin Donghi: un enigma

Histórico | Siglo XXI Editores | 144 páginasPublicado en Yahoo Noticias

El presente texto es el prólogo del nuevo libro «El enigma Belgrano», de Tulio Halperin Donghi (Siglo XXI Editores)

Por Marcela Ternavasio (Doctora en Historia por la Universidad de Buenos Aires)

Prologar este libro es, sin duda, una tarea difícil no sólo por el encumbrado lugar que su autor ocupa en el campo historiográfico sino por la naturaleza misma de su contenido, estructurado –como indica el título– a partir de un enigma. Puesto que no querría privar al lector de la creciente curiosidad que experimenté al avanzar en estas apasionantes páginas, ni menos aún develar la clave del enigma, esta breve presentación se propone como una modesta puerta de entrada a un Belgrano diferente al que estamos habituados a encontrar en los textos de historia. Se trata, como sabemos, de uno de los personajes más “narrados” de nuestra historiografía. El Instituto Nacional Belgraniano contabilizó en 1998 alrededor de mil ochocientos títulos que seguramente no agotaban la producción existente hasta ese momento sobre su trayectoria. Se trata, además, del nombre más emblemático de la “nacionalidad argentina”, identificado en la conciencia pública como símbolo de virtudes cívicas, de entrega a la patria, de renuncia a sus privilegios de cuna, de temple frente a las victorias y también frente a las derrotas. Un nombre que, como nos recuerda el autor, nunca fue cuestionado.

Sin embargo, el Belgrano que nos presenta Halperin es diferente. Y lo es porque, ante la pregunta –que orienta todo el libro– acerca de qué razones explican que ocupe ese lugar de excepción, nunca impugnado, en el Panteón de Padres de la Patria, se despliegan argumentos no transitados por sucesivas generaciones de historiadores, dispuestas en todo momento a discutir la legitimidad de quienes habitan dicho Panteón. La naturalización de la respuesta siempre complaciente a esa pregunta es, precisamente, lo que se formula aquí en clave de enigma.

Si bien nuestra historia patria está jalonada por “enigmas clásicos”, como el que representa Juan Manuel de Rosas en el Facundo de Sarmiento o el que encarna San Martín en la célebre entrevista que mantuvo con Bolívar en Guayaquil, el que se plantea en esta oportunidad es novedoso por varios motivos. En primer lugar, por el íntimo vínculo trazado entre la historia del personaje, el destino que le asignó la memoria colectiva argentina y las inquietudes que impulsaron al autor a encarar –luego de más de tres décadas de habérselo propuesto– la trayectoria de quien fue inmortalizado como el creador de la bandera nacional. En segundo lugar, por las dimensiones que Halperin escoge para explorarlo: la dinámica interna de su familia, el papel y las expectativas que sus padres depositaron en él y el modo en que ese hijo internalizó, actuó y mantuvo vivo el mandato parental ocupa un sitio central en esta obra. En tercer lugar, por la forma en que organiza la trama para descifrar finalmente el enigma Belgrano.

Puesto que no se trata de una biografía, el autor selecciona sólo algunos momentos de la vida de Manuel Belgrano y los entrelaza gracias a un meticuloso análisis de fuentes y testimonios en que dialogan diversas memorias y voces. Así, no deberá sorprender al lector que la voz del protagonista aparezca tardíamente en el texto, anticipada por fragmentos de la imagen que de él nos transmitió el general José María Paz en sus Memorias y de la que luego consagró Bartolomé Mitre en Historia de Belgrano y de la independencia argentina. Tampoco debe sorprender que en este universo familiar esa voz se haga esperar para sumarse a una fascinante red epistolar en que sólo después de que tomase la palabra su hermano mayor, con misivas que lo ponen en diálogo con sus padres y otros interlocutores, aparece en 1790 la de Manuel, ya trasladado a España para seguir sus estudios en Leyes. Y si no debe causar sorpresa que Halperin saque a luz los lazos entre memorias construidas ex post y testimonios contemporáneos a los episodios narrados, ni que realice un largo rodeo por el entorno familiar del personaje, es porque allí comienza a desplegarse la clave del enigma que, como afirma el autor, “debemos buscarla en el mismo Belgrano”.

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