
John Catsimatidis, dueño de una importante cadena de supermercados, estaba cenando en 2018 en un exclusivo restaurante de Nueva York cuando vio entrar a su hija. Estaba acompañada de un hombre a quien no conocía. El empresario le pidió al mozo que les tomara una foto, la subió a una aplicación y en segundos corroboró que el desconocido era un inversionista de San Francisco. “Quería asegurarme de que no fuera un charlatán”, explicó, mientras le enviaba a su hija un mensaje con los datos de su comensal.
En nuestro paso por internet dejamos, siempre, una huella. Lo que buscamos en Google, los likes que damos en Instagram, las compras en Mercado Libre. Y todo eso queda registrado en algún lugar, repleto de cables y máquinas, bastante alejado de la idea que tenemos de la famosa «nube» que creemos que es la web: vivimos en la era del “Tecnoceno”.
“Es la época en la que, mediante la puesta en marcha de tecnologías de alta complejidad, dejamos huellas en el mundo que exponen no solo a las poblaciones de hoy, sino a las generaciones futuras, de nuestra especie y de otras especies, en los próximos milenios”, explica Flavia Costa, Doctora en Ciencias Sociales, en su nuevo libro Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida, editado recientemente por Taurus.
Esta suerte de vigilancia continua responde a un dato impresionante. Hasta 2015, la cantidad de información online disponible era de 5 zettabytes: un 1 con 21 ceros. Si toda esa información estuviese en libros, convirtiendo las imágenes en su equivalente en letras, se podrían hacer 4.500 pilas de libros que llegarían hasta el sol. Entre 2014 y 2017 se creó tanta información como la que se creó desde la prehistoria hasta 2014.
El libro es una reconstrucción del vínculo actual entre el ser humano como especie y el mundo que habita: a través de dispositivos, cables, antenas y chips. “Una de mis propuestas en este libro es que como especie hemos producido un salto de escala, y ese salto nos ha puesto en una nueva relación con el ambiente”, cuenta la autora a Clarín.
Ese salto tiene consecuencias muy variadas: el uso de algoritmos, la enorme cantidad de datos que producimos con cada interacción, la idea de que todo puede ser hackeado y, sobre todo, la responsabilidad institucional de las GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) en este inmenso tablero.
Acá, algunos conceptos del libro que ya se consigue en librerías y versión ebook.
Gafam, las principales dueñas de internet. Foto: Shutterstock
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